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Hoy se conmemora en Argentina el 40ª del último Golpe de Estado cívico-militar. El más cruel y sanguinario que haya vivido la Argentina y que la gente de mi generación atravesó inevitablemente.
Yo decidí aprender de ese dolorosísimo pasado para estar atenta a los signos que va marcando el devenir histórico, pero no pararme eternamente en él. 
Porque no me deja avanzar. 
Porque me frustra. 
Porque me ancla en un lugar que viví pero que ya no quiero estar. 
Pero para no pegotearnos al pasado necesitamos tres bases que han sido la lucha de las asociaciones de derechos humanos: memoria, verdad y justicia. Y se avanzó mucho al respecto. Pero hay que hacer la siguiente salvedad:
Memoria para todos 
Verdad para todos 
Justicia para todos
De lo contrario, los derechos también quedarán anclados en un pasado selectivo y seguiremos dando vueltas como el burro en la noria.
Ahora bien. 
De ese pasado y como sociedad hemos aprendido algunas cuestiones importantes, la mejor de todas ellas es que la Democracia, sistema perfectible, es el mejor de todos los sistemas en el que podemos aspirar a vivir, pero para que sea posible necesita del compromiso cotidiano de cada uno de nosotros. Que le pongamos el cuerpo, el alma y nuestro trabajo. Nada se nos regala, y cuando desde el poder eso ocurre, debemos desconfiar, algún costo habrá que pagar. Y generalmente pagamos con nuestras libertades. 
Y luego el gran tema de la Violencia. Aprendimos que la violencia solo engendra una violencia que encarna en el cuerpo social y que es muy difícil de erradicar. Las cuestiones cotidianas nos lo demuestran. También aquí hay mucho camino por recorrer. Tenemos buena voluntad, pero con ello no alcanza. Aún así, con errores y todo, sabemos que no queremos más violencia política, más prepotencia, sobre todo cuando viene del poder. Porque la violencia desde arriba tiene una gran capacidad de metamorfosis. También aquí hay que aprender de "nuestros pasados" y estar muy atentos a los signos para no volver a caer ilusamente y después volver a quejarnos.
Por último, se me ocurre pensar en el Conflicto. que hace a la Democracia y a la Violencia. No hay que temerle porque es parte de la vida cotidiana e institucional. Pero si no aprendimos que la resolución de esos conflictos tiene otra vías diferentes a la de la violencia, estaremos mal. 
Creo profundamente en el diálogo, personal y social, y esa a mi entender es la tarea más compleja que enfrentamos como sociedad. El diálogo nos debe encontrar, a cada paso, dispuestos y lejos de nuestras pequeñas mezquindades para pensarnos como colectivo. Es difícil, más no imposible. Pensar en un Nosotros en grande.Y dialogar todo lo que haga falta. Diálogo que se torna muchísimo más fructífero cuando el otro piensa diferente. Es toda una disposición de vida, compleja, muy compleja por la historia que nos atraviesa.
Cada año habrá un 24 de marzo. Y como cada año estaremos juntos para recordarlo.
Pero la mirada que sobre el mismo tengamos, irá dando un paso hacia el futuro y permititrá una mirada en perspectiva. Más reflexiva y comprensiva. 
Y el pasado....el pasado no se puede cambiar, pero habremos ido aprendiendo, lentamente de él, para no volver hacia atrás.

 

22 de marzo de 1930 


Nace en Gualeguay (provincia de Entre Ríos) el destacado pintor y dibujante Roberto González. Estudió pintura con Emilio Pettoruti. Su obra participa de lo lírico y de lo dramático, con sus especiales claroscuros y sus abocetadas formas. Su "Viejo Vizcacha" quedará entre las más memorables ilustraciones que se conocen del personaje de Martín Fierro. Becado por el Fondo Nacional de las Artes, visitó Europa y expuso en París. 

El 7 de marzo de 1799 fallecía en Buenos Aires la religiosa santiagueña Sor María Antonia de Paz y Figueroa Zurita, la Beata de los Ejercicios, siendo enterrada en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en la misma ciudad.

Conocida por la devoción popular como "mama antula" (porque en quichua así se llamaba a las Antonias) había nacido en la estancia de Silípica, siendo hija del santiagueño Sargento Mayor Don Miguel de Paz de Figueroa Figueroa y Mendoza y Ana de Zurita Zuárez, y tenía tres hermanos más, Juan José, Simón y María. Era nieta del Maestre de Campo Don Juan de Paz Figueroa Herrera Guzmán y de Catalina de Figueroa Mendoza Andrada Sandoval. Y bisnieta del Capitán Sancho de Paz y Figueroa Cabrera y de Maria de Alí de Herrera Guzmán Ramírez de Velasco. Con lo cual llegamos al núcleo de familias fundadoras de la ciudad de Santiago del Estero.

Procediendo enconces, de una familia de la centralidad del poder político, militar, económico y territorial de la colonia santiagueña, María Antonia será una joven dócil al dogma jesuítico, muy cercana a los Padres, junto a un grupo pequeño de jovenes comenzaron a realizar este ejercicio de vivir en comunidad, que para Santiago era una práctica femenina mirada con cierto recelo, sobre todo siendo como eran los Jesuitas una orden de caballeros. Lo cierto es que bajo su dirección, practicaban los ejercicios ignacianos; realizaban obras de caridad y colaboraban con los padres en diversas acciones y necesidades. De todos modos, su vida resulta tan angelada como misteriosa en estos primeros tiempos en donde el registro de las actividades de las mujeres se daba unicamente cuando causas penales las tenían por protagonistas.

Comienza a ser más conocida cuando el 17 de febrero de 1767 se produjo la expulsión de los Padres de la Compañía por Real Decreto de Ejecución del Rey Carlos II, cuyo impacto en Santiago fue realmente brutal, y con un accionar ejemplificador, de sometimiento de los expulsos y a la vista de la población que se reunía para ver la situación como un espectáculo. Allí comenzaremos a ver la otra parte de la vida de María Antonia, la vida de una mujer rebelde, que no trepida en calzarse el hábito de los jesuitas como acto de enfrentamiento al orden establecido y que comienza un largo peregrinar. Esta etapa de su vida es ya más conocida, y en ella no claudicará hasta ver que la obra de los padres expulsos no se pierda, más bien que se refuerze desde el lado de la voluntad inclaudicable de una mujer que enfrentando al sistema, sostuvo, predicó, divulgó, convocó a otras mujeres, hacia el jesuitismo en el ancho espacio rioplatense. Será ese caminar, caminar y seguir caminando, el predicar, predicar y seguir predicando. Siempre descalza. Siempre con mujeres. Siempre al servicio de los demás.

El camino fue su vida. Una vida con con enormes viscisitudes en las que obraban milagros, según ella misma confesaba y en los que creía fervorosamente. La fe ignaciana era su unica defensa. El final de tan largo camino fue Buenos Aires, donde decidió fundar su última Santa Casa de Ejercicios Espirituales. No le fue fácil ni menos sencillo a una mujer sola que tuvo que soportar escarnios personales y oposiones religiosas que no menguarnos su firme carácter. finalmente, como siempre, consiguió la aprobación, el terreno y los fondos para su construcción y sostenimiento.

El Papa Francisco beatificará a María Antonia en este año de 2016, del Bicentenario de la Independencia de la Nación Argentina, paso previo a la santificación. Y la casa se puede visitar una vez al año cuando se abre al público en la Noche de los Museos.

 

 

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