Los inicios de Santiago del Estero en el marco de la Asamblea del Año XIII

Claves para Comprender la Historia, Horizonte Bicentenario 2010-2016 - Año 5 - Nº 21, abril de 2013 - ISSN 1852-4125

 Maria Cecilia Rossi

Como se hizo históricamente, el 1º de enero de 1813 se reunían los capitulares en la Sala Consistorial, bajo la presidencia del Teniente de Gobernador José Prudencio Bargas, junto con el Alcalde de 1er. Voto Germán Lugones, el Alcalde de 2º Voto Tomás Juan de Taboada, el Regidor Alférez Real Manuel Gregorio Caballero, el Regidor Defensor de Menores Antonio Zilbetti, con el objeto de recibir y juramentar a los electos que desempeñarían los cargos para los que fueron votados. Al respecto debemos recordar que, también como se hacía oportunamente habían sido elegidos en el mes de octubre del año 1812 y que el Gobernador Intendente -generalmente-confimaba, como fue en este caso.

¿Quiénes serán los hombres que regirán los destinos de la antigua “madre de ciudades” en un año tan importante como fue el de la Asamblea del Año XIII? Pedro José Frías Araujo(1)  fue electo Alcalde de 1er. Voto, pero su ausencia de Santiago del Estero al momento de ser juramentado, en tanto se encontraba en Buenos Aires atendiendo sus propios negocios, generó una situación un tanto complicada que quedará en potestad de los capitulares salientes el poder resolver, quien lo reemplazará o que actitud asumirán, también de acuerdo a las indicaciones que recibieran. Luego tomaron un juramento colectivo al resto de los capitulares: Gregorio Antonio Díaz Juárez Baviano como Alcalde de 2º Voto, Roque Jacinto Vieyra Zuasnábar(2) Regidor Alcalde Mayor Provincial, Domingo Cainzo como Regidor Defensor de Menores, Mariano Santillán Alcalde de 1er. Voto con depósito de vara por la ausencia de Frías, y Juan Antonio de Herrera Aguirre(3) como Regidor Llano. El Procurador de la ciudad Pedro de Urréjola, Alcalde de la Santa hermandad de curato de copo Ignacio Argañaráz, por el Partido de Loreto juramentaba Bartolomé Lugones.

Por otra parte, este año se producía el traslado de Bargas como Capitán de la Compañía de Alabarderos de Mendoza y llegaba una comunicación del General Manuel Belgrano ordenando al Cabildo santiagueño, poner en posesión de tal cargo al Teniente Esteban Hernández(4), un hombre que había luchado las guerras de la independencia desde que estas comenzaron con la formación del Ejército del Norte, combatiendo en Cotagaita y en la batalla de Suipacha. Fue comandante en el combate de Chiriquiya, del 31 de mayo de 1811 y en el combate de Yuracoragua (en la pampa de Jesús de Machaca, o Guaqui) el 6 de junio de ese mismo año, como Jefe del Regimiento de Caballería de la Patria, también llamado Dragones Ligeros de la Patria. En esta última oportunidad, el Comandante Hernández luchará junto con el Capitán Eustaquio Moldes. Luego, su historia se torna difusa hasta que lo encontramos en Santiago del Estero con el nombramiento del Gral. Belfrano. Todo indica que éste instalaba en Santiago del Estero un hombre de su confianza, merecedor de todo su respeto militar, y entendiendo que le podía confiar una tarea como la de ordenar políticamente un Cabildo históricamente por demás complicado y atravesado por luchas intestinas que llevaban por lo menos un par de siglos y con miras a agravarse. La situación central de este agravamiento al que hacemos referencia, se venía desarrollando desde 1812, y el Cabildo de comienzos del 1813 recibía las órdenes, impartidas por Feliciano Antonio Chiclana, de separar de su cargo al Alcalde de 1er. Voto del año 1812 Germán Lugones, debía entregar las llaves del Ayuntamiento y todo lo que tuviera a su cargo. ¿Pero qué había pasado para que se tomara semejante actitud? Los capitulares expresaron que Lugones arrebató el Libro de Acuerdo, los puso en el Archivo al que cerró con su llave la que se guardó en el bolsillo y se fue. De modo que sin Libros de Acuerdo no podían asentar el juramento del Teniente de Gobernador Hernández.

Mientras Lugones acometía toda esta clase de actos calificados por su pares capitulares de excesos y escándalos, fallecía el antiguo Teniente Tesorero José Antonio de Velasco y se nombraba, interinamente a José Pelayo de Alcorta, Administrador Provincial de la Real Renta de Correos, hasta que se nombró a Pedro Pablo Gorostiaga, encargándole que administre fiel y legalmente, con sujeción a las leyes, cédulas e instrucciones, culminando la larga serie de confirmaciones, el 4 de enero de 1813(5). De modo que el breve interinato de Hernández lo compartirá con la administración de Gorostiaga. Pero el mandato de Hernández llegaría pronto a su fin y una nueva orden, esta vez emitida por Juan José Passo, Nicolás Rodríguez Peña, Antonio A. de Fonte, y Juan Manuel de Luca como Secretario, ordenando el cese de las funciones de Hernández y la confirmación en el cargo del Capitán De Regimiento de Número Primero de Patricios, Mariano Sarasa. La confirmación al Cabildo de Santiago se realizará el 1º de febrero de 1813.

Las reuniones capitulares se convierten en breves, precisas, se trata lo necesario y puntualmente, casi como si ser capitular se hubiera convertido en un trabajo. ¿Falta de compromiso con el destino urbano? Excesiva ingerencia de la Junta Central (en sus distintos tramos y calificaciones)? He aquí una hipótesis a confirmar. Mientras tanto, y casi al margen de los conflictos políticos, la vida de la ciudad giraba en torno a cuestiones cotidianas y la siempre problemática situación de los presos, que estaban en un edificio que se derrumbaba y no había grillos ni esposas para sujetarlos, por lo tanto se escapaban; se ponían a remate todos los Ramos: Acequia, Carne, Carretas de Abastos, y se fijaban carteles en los “lugares acostumbrados” para que los interesados se reuniesen en las puertas del Cabildo al toque de la caja.

La Revolución había pasado por santiago y por encima de Santiago, ciudad y jurisdicción que seguía aportando hombres y recursos más que ninguna otra, como lo reconocía Bartolomé Mitre cuando escribía en 1859 la Historia de Belgrano. Pero las cuestiones cotidianas eran las mismas que un año atrás, que dos, que diez o que el siglo pasado. Continuidades de una historia urbana sosteniendo una pertinencia tenaz(6).

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1. Nacido en Santiago del Estero el 29 de octubre de 1777, falleció en buenos Aires en 1837. Era hijo de José de Frías Suárez de Cantillana y de Casilda de Araujo Ibáñez. Casado con Justa de Ávila Paz en 1806 en San Miguel de Tucumán con la cual tuvo seis hijos, José Aparicio, Emiliano Domingo, Cesárea, Josefa Isabel, Justo Pastor y Ángela Frías Ávila.
http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I76114&tree=BVCZ

2. Estaba casado con Melchora Díaz Juárez Baviano y tuvo dos hijos, Mercedes y Mariano Vieyra Zuasnábar Díaz.
http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I47633&tree=BVCZ

3. Era hijo de Diego Martín de Herrera Graneros, nacido en Río Chico, Tucumán, y de Bonifacia Aguirre Aráoz Marcos de Mendoza, casado con María Antonia Suárez de Cantillana Santillán. Fue cabildante en 1816. Testó  en su estancia de Pallca, departamento de Silípica el 22 de noviembre de 1842, declarando que sus bienes consistían en tres esclavos, una estanca de un cuarto de legua de frente por tres de fondo, una casa en la ciudad y otro cuarto de lega de tierras contiguas a su estancia.
http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I85412&tree=BVCZ

4. Figueroa, Andrés (1925) Revista del Archivo, Tomo 2, Nº 3, pp. 52-53.

5. Figueroa (1925) Op. Cit. pp. 53-55.

6. Actas Capitulares de Santiago del Estero, Academia Nacional de la Historia (1951) 1806-1833, pp. 408-418.

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