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En: Weight, Ione S. y Nekhom, Lisa M. (1990) Diccionario Histórico Argentino, Emecé Editores, San Pablo, Brasil.

 

Feliciano Antonio ChiclanaJurisconsulto, líder de la Independencia. Nacido en Buenos Aires, educado en Santiago del Chile; se graduó de Derecho en la Universidad de san Felipe en 1783; regresó a Buenos Aires donde prestó servicios como asesor legal del Cabildo; durante las Invasiones Inglesas se desempeñó activamente como asesor legal y como Capitán del Quinto Regimiento de Patricios; se convirtió en miembro de la secreta sociedad patriótica que se reunía en los hogares de Vieytes y de Rodríguez Peña para planear la revolución; cumplió un activo papel en los acontecimientos que tuvieron lugar previamente y durante la Revolución de Mayo de 1810; perteneció al grupo moderado del Cabildo Abierto que abogó por que el Cabildo tomara el poder hasta que el gobierno lograra nuevamente reorganizarse bajo la Corona española; comisionado como Coronel y designado juez defensor del Ejército Auxiliar del Norte por la Junta Patriótica, fue enviado a Santiago del Estero como Gobernador-Intendente, donde permaneció por un breve período; luego se trasladó a Salta con el mismo cargo; la confusión política allí reinante hizo que regresara a Buenos Aires; una vez allí, después de involucrarse en una controversia producida entre Moreno y Saavedra, se convirtió junto con Sarratea y Passo, en miembro del Primer Triunvirato con posterioridad a la disolución de la Junta en 1811. En julio de 1812 se desempeñó como uno de los jueces en el proceso de los líderes de la revuelta de Álzaga y en noviembre nuevamente cumplió servicios como Gobernador-Intendente de Salta, donde prestó efectiva ayuda a Belgrano en relación con la reorganización de su ejército; dimitió en octubre de 1813 y fue sucedido por Fernández de la Cruz; Chiclana regresó a Buenos Aires pero fue enviado nuevamente al Ejército Auxiliar por el Director Gervasio Posadas a fin de reunir suministros para el Ejército por dos años; al finalizar dicha función en 1817, se unió a la oposición del Director Pueyrredón y se expatrió a los Estados Unidos; luego de pasar un año en Baltimore en condiciones lamentables, regresó al Río de la Plata; después de ser demorado por varias semanas en Montevideo, se le concedió permiso para reingresar a la Argentina; en 1819, su grado de Coronel fue restituido y fue enviado a la pampa a negociar la paz con los jefes de los indios Ranqueles, última y exitosa misión; en 1822 se retiró y falleció cuatro años después; se considera que Chiclana realizó su mayor contribución durante los primeros días de la revolución, la cual debió gran parte de su éxito a su exaltado y turbulento espíritu”.

 

Wright, Ione S. y Nekhom, Lisa M. (1990) Diccionario Histórico Argentino, Emecé Editores, Brasil.

Presidente de la República Argentina de 1868 a 1874, escritor, historiador, estadista, diplomático y educador.

domingo faustino sarmiento
Nació en San Juan, en una familia de modestos recursos; estudió en su ciudad natal y, con su tío, el padre José de Oro Albarracín, comenzó su carrera de maestro enseñando en una escuelita de montaña de San Luis, al mismo tiempo que continuaba con sus estudios; de regreso a San Juan ocupó un puesto en el gobierno; se unió a la lucha unitaria en contra de Juan Facundo Quiroga, de 1822 a 1831. A raíz del triunfo del caudillo, Sarmiento tuvo que huir a Chile, donde pasaría gran parte de su tiempo en los próximos veinte años; enseñó en una escuela, aprendió inglés, y trabajó un tiempo en una mina de Copiapó; sobrevivió luego de contraer fiebre tifoidea; en 1836, después del asesinato de Quiroga, Sarmiento regresó a San Juan; ingresó en la vida intelectual de la ciudad, y se hizo miembro de una sociedad literaria, y se puso al corriente de las obras de los escritores románticos que habrían de influir en su obra en gran medida; en 1839 fundó un pensionado para niñas y publicó el primer número del controvertido El Zonda; cuando se dirigía a su nuevo destierro a Chile escribió en la pared de un hotel en los baños de El Zonda su lema preferido: “On me tue pas les idèes” o “Bárbaros, las ideas no se matan”.


Vivió en Chile de 1840 a 1852, salvo durante el tiempo que pasó en Europa, África y Norteamérica realizando viajes de estudios, con la ayuda de Manuel Monti, presidente de Chile; este fue uno de sus períodos más activos y fructíferos; cuatro de sus obras más famosas las escribió en Chile: el clásico Facundo, Civilización y barbarie (biografía de Facundo Quiroga), Recuerdos de provincia, Argiróporis y Educación popular; escribió para varios diarios como El Mercurio, El Progreso y La Crónica, con lo que atrajo la atención de otros periodistas latinoamericanos; fue director de algunas escuelas y se confió la tarea de reorganizar la primera escuela normal de Chile; el gobierno de ese país lo envió a Europa y a los Estados Unidos para estudiar los sistemas educativos y así poder llevar a cabo su cometido; en París lo nombraron miembro de la Real Academia Francesa y, en su discurso inicial, leyó un estudio sobre la famosa y controvertida –al menos en esa época- entrevista entre José de San Martín y Simón Bolívar en Guayaquil, Ecuador, en julio de 1822; este estudio estaba basado en un diálogo mantenido entre el Libertador y Sarmiento; más tarde escribió una biografía de San Martín; en los Estados Unidos se encontró con el educador Horace Mann y su esposa (quien tradujo Facundo al inglés, y trajo muchas ideas de Mann a Chile y luego a la Argentina. Se unió a Urquiza y luchó en la batalla de Caseros; a raíz de desacuerdos con Urquiza debió regresar a su exilio en Chile; su Campaña en el ejército grande dio origen a la famosa polémica con Juan Bautista Alberdi; las ideas liberales y democráticas de Sarmiento y la importancia que daba a la educación y a la inmigración en esa época muestran la influencia que su visita a los estados Unidos tuvo sobre su anterior punto de vista más europeizante; en 1854 intentó regresar a la Argentina pero fue tomado prisionero en Mendoza bajo el cargo de conspirador; una vez en libertad volvió por un corto tiempo a Chile; tano Tucumán, en la Confederación Argentina, como la provincia de Buenos Aires, lo eligieron para la Legislatura, pero Sarmiento no aceptó el cargo; en mayo de 1855, volvió a trabajar para la unidad de todas las provincias; fue redactor de El Nacional, ese mismo año pasó algún tiempo en el delta del Paraná, tratando de introducir el cultivo del mimbre en la zona; fue concejal de Buenos Aires de Buenos Aires y de 1856 a 1862 se desempeñó como director del nuevo Departamento de Escuelas; también fue senador provincial y presentó proyectos sobre agricultura y educación principalmente; fue miembro de la Convención Constituyente de 1860; en ese año ocupó el puesto de Ministro de Gobierno para el gobernador Bartolomé Mitre; renunció a causa de problemas entre la Confederación y Buenos Aires y por la muerte de su tan querido amigo Antonio Aberastain, gobernador de San Juan; con la reorganización nacional alcanzada en el gobierno de Mitre, después de la batalla de Pavón, Sarmiento regresó a la vida pública; en su carácter de gobernador de San Juan (1862) mejoró la educación y la instrucción minera, reformó la administración y el poder judicial; al mismo tiempo, fomentó las elecciones democráticas y derrotó a los montoneros del Chacho; fue designado embajador ante los Estados Unidos, Perú y Chile; en 1864 viajó a los Estados Unidos y recorrió gran parte del país; en 1868 la Universidad de Michigan le otorgó un doctorado honoris causa; durante su estancia en los Estados Unidos, publicó Vida de Abraham Lincoln (1866) y la revista Ambas Américas, como un lazo entre las dos Américas; se opuso a la Doctrina Monroe a favor del arbitraje internacional; en 1868 fue elegido presidente mientras aún se encontraba fuera del país. En octubre de 1868 ocupó la presidencia; siguió fomentando la inmigración y la educación; fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval; abrió la Escuela Normal de Paraná ara prepara a profesores de escuela secundaria; alarmado porque el censo realizado mostró que el 71% de la población era analfabeta, Sarmiento sintió la necesidad de tener más escuelas primarias; durante su mandato, el número de alumnos de los colegios aumentó de treinta mil a ciento veinte mil; trajo maestros norteamericanos para que les enseñaran a los maestros argentinos; fundó en la Universidad Nacional de Córdoba la Escuela de Ciencias y Matemáticas ajo la dirección de C.G. Burmeister; entretanto puso fin a la Guerra del Paraguay de 1870 a 1872 reprimió las revueltas encabezadas por López de Jordán en entre Ríos; intervino varias provincias para mantener la autoridad federal; una de las provincias que causó más problemas fue San Juan; después que Avellaneda ganó las elecciones de 1874, Sarmiento debió luchar contra la revolución de Mitre; en 1869 se llevó a cabo el Primer Censo Nacional; el ferrocarril central se extendió hasta Córdoba; se instalaron líneas de telégrafo y se construyeron puentes y caminos y siguió con su vida pública después de dejar la presidencia.

Cristóbal Colón. Cuestiones de su vida y su obra

cristobal colon


Aunque su origen ha sido objeto de las más diversas especulaciones, parece existir un mayor acuerdo en considerar que nació en Génova en una fecha indeterminada entre el 25 de agosto y el 31 de octubre de 1451, hijo de Domeneghino Colombo y Susanna Fontanarossa. Es posible también que no fuera el primogénito, falleciendo sus hermanos mayores. Tenía además dos hermanos pequeños, Bartolomé, uno o dos años más joven, y Diego. Su familia, sin ser rica, poseía cierto acomodo, debido al negocio de telares que el padre ostentaba y a los ingresos complementarios que procuraba un pequeño comercio de quesos. La infancia de Colón, como su fecha y lugar de nacimiento, también aparece envuelta en nebu-losa. El mismo Almirante señala que desde muy joven aprendió el oficio de la mar, sin duda alentado por el carácter marinero de la ciudad de Génova y la ebullición del comercio medi-terráneo que inundaba la ciudad. Parece ser que a los dieciocho años estuvo al servicio del corsario francés Guillaume de Casenove, quien asediaba las naves venecianas que comerciaban con Flandes por el Atlántico, hacia 1470. Un episodio mejor documentado refiere que Colón formó parte de la tropa que, al mando de Renato de Anjou, nombrado heredero de la reina Juana de Nápoles, se enfrentó a Alfonso V de Aragón y posteriormente a Juan II. Una tercera referencia, algo más dudosa, aparece en un documento que habla de un corsario que en 1473 asoló las costas valencianas y catalanas. Por último, se sabe que Colón participó en una flota genovesa que hacia 1474-75 salió en defensa de la isla de Quíos, asediada por los turcos, en donde los genoveses adquirían la goma. Un año más tarde Colón aparece formando parte de una flota genovesa que se dirige a vender la goma de Quíos en los puertos de Inglaterra, Portu-gal y Francia. Siendo atacada por el corsario Casenove, el barco en el que Colón viaja naufraga y éste puede alcanzar a nado la costa de Portugal, asentándose en Lisboa, donde existe una am-plia colonia genovesa. Es en Lisboa donde Colón conocerá a su mujer, Felipa Moniz de Perestre-llo, de familia noble y afamada. Durante estos años, Cristóbal Colón se dedicó al comercio y hubo de tratar con gentes marineras, que a buen seguro contarían historias sobre la existencia de tierras más allá del mar, sobre extraños objetos o troncos encontrados flotando y sobre naufragios en costas alejadas y desconocidas hasta entonces.
En esta misma época (1481), Colón viaja a la costa oeste africana como miembro de la expedi-ción de Diego d´Azambuja y a Inglaterra, portando productos desde Génova. El mismo Almiran-te declara, aunque algunos autores lo ponen en duda, que pudo haber tocado las costas de Islandia. No cabe duda de que todos estos viajes otorgarán a Colón una acreditada experiencia en las artes de navegación, así como un vasto conocimiento de la geografía de la época.


En la mentalidad de científicos y navegantes de finales del siglo XV existen ya diversas ideas y concepciones que dan pie a la creencia de Colón en una ruta occidental hacia las Indias de la especiería -el oriente asiático- más corta y ajena al peligro que suponen la piratería y los turcos. El Mediterráneo es por aquel entonces un mar demasiado estrecho y peligroso, donde naciones enemigas y piratas de toda clase dificultan o impiden la ruta que lleva hacia los ricos países orientales productores de especias y productos exóticos. Unos siglos antes, Marco Polo, entre otros, abrió el camino de la larga travesía hacia Catay, demostrando además el beneficio económico que, no obstante el largo y peligroso viaje, puede deparar una carga de mercaderías traída desde Oriente. La ruta occidental por mar, más segura que la travesía terrestre y más rápida que la marítima bordeando el sur de África, ya explotada por los portugueses, se con-vierte a mediados del siglo XV en un foco de especulaciones, configurándose paulatinamente en una creencia cierta sobre la que cada vez se acumulan más datos. Toscanelli, en cuyas afir-maciones creerá Colón, no sólo piensa que debe existir una ruta occidental que libre del peligro de los turcos, sino además fija la distancia de la ignota isla Antilla del Atlántico con la isla de Cipango (Japón) en 2500 millas. El mismo científico transmite a Colón por carta sus impresio-nes. El viaje de Colón a los nuevos territorios no debe explicarse como un hecho aislado o fruto de la mera casualidad. Desde algunos siglos antes se vienen produciendo diversos antecedentes que preparan el camino para la gran navegación transatlántica. Un antecedente claro sitúa a los vikingos tocando la costa americana hacia el año 1000.


En el mundo ibérico, las navegaciones exploratorias cada vez son más frecuentes, contribuyen-do a crear un corpus de información geográfica y astronómica e incorporando nuevos territo-rios a los ya conocidos. Las innovaciones y mejoras técnicas o las incorporaciones de adelantos procedentes de otras culturas, como el astrolabio, facultan a las naves de los reinos ibéricos para realizar grandes travesías. Desde el siglo XIII la acumulación de conocimientos, además del empuje demográfico y el di-namismo económico, parecen actuar a favor del descubrimiento de nuevas tierras. En 1415 Enrique el Navegante fundó en Sagres un centro de estudios cartográficos y náuticos, que re-cogía las noticias y hallazgos procedentes de las exploraciones del litoral africano. Unos años más tarde, Juan II de Portugal instauró la Junta dos Matemáticos, encargada de elaborar tablas de navegación basadas en los conocimientos mallorquines y catalanes sobre el Mediterráneo.

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