1.774- Primer Tratado de Paz entre el gobernador de Tucumán Gerónimo Matorras y el cacique Paykin

 

En la segunda mitad del Siglo XVIII los conquistadores españoles no habían podido asentarse en el Gran Chaco Gualamba, pues las distintas naciones indígenas que lo habitaban se resistían duramente a ser sometidas y habían enfrentado con éxito a todas las expediciones militares que habían penetrado en la región desde las provincias limítrofes.

En 1774 el Gobernador de Tucumán D. Jerónimo Matorras decidió encarar de otra manera la colonización del Chaco y encabezó una expedición “pacificadora” al interior del territorio, con la finalidad de celebrar tratados con las tribus guerreras, que le permitieran: a) la acción evangelizadora por medio de la fundación de reducciones; b) el sometimiento de las principales tribus a las autoridades españolas; c) la apertura de un camino a través del Chaco hacia las ciudades del litoral; d) conseguir la tranquilidad de las ciudades fronterizas, que sufrían frecuentes ataques. Pero el objetivo principal era tomar contacto con el celebre caudillo indígena Paykin de la etnia mocoví, a quien seguían numerosos caciques menores con un total estimado de 7.000 aborígenes.

Matorras partió del Fuerte del Río del Valle en la frontera de Salta el 8 de Junio de 1774, enarbolando la estola de San Francisco Solano quien había sido misionero en esos parajes, queriendo remarcar el carácter misional de la expedición. El Gobernador se internó con sus hombres siguiendo el curso del Río Bermejo, llevando como Maestre de Campo a Francisco Gabino Arias. Después de superar numerosos inconvenientes, entre ellos un conato de sublevación de parte de las milicias, llegó el 19 de Julio al Paraje “La Cangayé” cercano al Bermejo y punto de concentración de numerosas tribus. Este era el lugar de encuentro con el famoso cacique general Paykín, quien ya había sido notificado por medio de otro cacique de las intenciones pacíficas del jefe español.

Matorras armó en “La Cangayé” un escenario impresionante para su encuentro con Paykín. Instaló un dosel a la sombra de un frondoso algarrobo, improvisó con petacas asientos para las deliberaciones y mandó formar a toda la tropa con uniforme de gala en dos filas alrededor del sitio de reunión.

Paykín acudió al lugar montado en un brioso caballo tordillo y acompañado de una numerosa comitiva de aborígenes. El Gobernador lo recibió con las mayores muestras de amistad a fin de alejar todo recelo y le hizo objeto de numerosos regalos. El famoso caudillo indígena se comportó en todo momento con dignidad y altivez, y escuchó de labios de Matorras la proposición de colocarse bajo el vasallaje del Rey de España y abrazar la fe católica, por lo cual sería reconocido “Perpetuo cacique” de todas las tribus del Chaco que respondían a su jefatura. La propuesta era atractiva, pues Paykín aspiraba a recibir de Matorras la ayuda para derrotar a su eterno rival Ichoalay, caudillo de los abipones. Como accediera Paykín, el Gobernador Matorras le entregó en solemne ceremonia un bastón con puño de oro en nombre del Rey de España, consagrándolo “Primer Caporal del Chaco”.

Durante varios días el Gobernador Matorras, el cacique Paykín y otros 7 caciques generales tobas y mocovíes, discutieron lo términos de un tratado de paz que pusiera fin a las hostilidades entre aborígenes y españoles. El día 29 de Julio se firmó este histórico documento que constaba de once artículos precedidos por invocaciones a la religión católica. Por los caciques lo hizo el protector de indios Antonio Caro, conocedor de las lenguas indígenas. El tratado de paz reconocía a las naciones aborígenes el señorío sobre los territorios que ocupaban, por haber sido de sus antepasados y por ser su hábitat natural, fuente de recursos alimenticios y de abrigo, cláusula ésta que conserva su plena vigencia en la actualidad. Además se les reconocía su condición de seres libres, no sujetos a esclavitud ni encomienda; el derecho de pedir reducción en el lugar que considerasen más conveniente y a contar con curas doctrineros. Matorras se comprometía a mediar ante las autoridades de Santa Fe y Corrientes para logar la paz con el cacique abipón Ichoalay, en el conflicto que éste mantenía con Paykín y los caciques que lo seguían. Los caciques, por su parte, debían obedecer a las leyes españolas y ante cualquier agravio plantear sus reclamos por intermedio de los protectores nombrados al efecto.

Este tratado provocó una general satisfacción en las provincias colindantes con el Chaco, a tal punto que los cabildos de varias ciudades lo incluyeron en sus actas capitulares y lo ponderaron como un suceso extraordinario. Pero ni Matorras ni Paykín lograron verlo cumplido. El primero falleció el 16 de octubre de 1775, víctima de una repentina enfermedad mientras visitaba las reducciones de la frontera salteña con el Chaco, y Paykín murió en 1776 mientras combatía contra su rival Ichoalay en la frontera santafesina. Una Real Cédula del Rey Carlos III del 6 de setiembre de 1777 aprobó dicho tratado y ordenó su cumplimiento al Virrey del Río de la Plata Pedro de Cevallos. Recién en 1781 se dio cumplimiento a lo pactado cuando el Coronel Francisco Gabino Arias fundó  las reducciones de Nuestra Señora de los Dolores y Santiago de La Cangayé para indios mocovíes y San Bernardo el Vértiz para indios tobas, ambas junto al Río Bermejo. 

(fuente:http://marcos-altamirano.blogspot.com.ar/2010/12/expedicion-de-jeronimo-matorras-al.html)

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