La historia de Cristóbal Colón estaría incompleta sin sus tres famosas carabelas: La Pinta, La Niña y la Santa María. Sus nombres aún son conocidos en nuestros días, aunque de hecho estas populares embarcaciones parecen haber desaparecido de las páginas de la historia. Colón utilizó estas tres carabelas en sus largos y peligrosos viajes a través del Atlántico. De hecho no eran los barcos más poderosos, los más cómodos ni los más modernos de la época. Sin embargo, unos 88 hombres (quizás algunos menos) acompañaron al famoso explorador en estas tres naves zarpando desde Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492. Esta expedición cambiaría el mundo para siempre. Las integrantes de las tripulaciones, en especial sus capitanes, eran expertos en la vida en el mar. Los tres barcos podían navegar a una velocidad media diaria de poco menos de 4 nudos. Su velocidad máxima era de unos 8 nudos. Las medidas de estas tres naves solo se conocen gracias a documentos elaborados con mucha posterioridad a 1492.
La carabela en la que viajaba Cristóbal Colón. La nave capitana de esta pequeña flota era la Santa María, cuyo nombre completo era “Santa María de la Inmaculada Concepción”. Durante muchos meses, esta embarcación fue el hogar de Cristóbal Colón: el lugar en el que pasaba horas con sus mapas y su diario en busca del rumbo correcto para su expedición. La Santa María fue construida en Galicia, y de hecho su primer nombre fue Gallega. Era una carabela de tamaño mediano con una única cubierta que medía unos 17,70 metros de eslora y tenía tres mástiles. La elección de esta embarcación no fue por casualidad, sino que habría tenido relación con la auténtica historia de la vida de Colón, cuyo nombre real podría haber sido Pedro Madruga.
‘Cristóbal Colón a bordo de la Santa María en 1492’ (1855) óleo de Emanuel Leutze. ( Public Domain )
Claves para comprender la historia - Horizonte Bicentenario 2010-2016 - N 53 - septiembre de 2016 - ISSN 1852-4125
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CONGRESO LATINO - AMERICANO DE HISTÓRIA ECONÔMICA (CLADHE V)
Universidade de São Paulo – USP, São Paulo (Brasil)
19 a 21 de Julho de 2016
Simpósio/Simposio
Poderes locales, formas de gobierno y economía en comunidades, pueblos, y villas. Iberoamérica, siglos XVIII y XIX
Coordenadores (Universidade)/Coordinadores (Universidad):
Hugues R. Sánchez Mejía (Universidad del Valle, Colombia), Mariana Canedo (UNMDP / CONICET, Argentina), Luis J. García Ruiz (IIHS-Universidad Veracruzana, México)
Artigo / Ponencia:
Gestión del riego en las llanuras argentinas. Poderes locales y provinciales en perspectiva comparada: Santiago del Estero y Buenos Aires entre la segunda mitad del siglo XIX y 1915.
María Cecilia Rossi
Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud
Universidad Nacional de Santiago del Estero
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Guillermo Banzato
Centro de Historia Argentina y Americana
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de La Plata – CONICET
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1. Introducción
En un contexto más amplio de los estudios sobre políticas públicas entre fines del siglo XIX e inicios del XX, no son muchos los trabajos existentes sobre proyectos y realizaciones en canalización de los ríos para riego. En el caso mendocino, el sistema de riego tiene antecedentes prehispánicos. Cerca de la capital los trabajos para el aprovechamiento de la ciénaga del Bermejo se consolidaron entre finales del siglo XIX y 1930, coincidiendo con el aumento de la producción vitivinícola, la mayor inversión estatal, la aparición de agencias del Estado especializadas y la inmigración. En tanto más al sur, la construcción de la red de desagües de General Alvear requirió del esfuerzo de los empresarios y políticos locales con el fin de convencer a las autoridades provinciales de la necesidad y beneficios de la obra pública, consiguiendo algunas medidas parciales, pero no de fondo al menos hasta mediados del los años ‘20.[1] Otro estudio sobre las concepciones en torno al uso del agua y la ocupación del territorio encuentra pervivencias de largo plazo en una concepción utilitarista de la distribución del líquido, favoreciendo tempranamente a zonas y sectores sociales privilegiados dedicados al cultivo de vides.[2] El largo conflicto entre las provincias de Mendoza y La Pampa por las aguas del río Atuel-Diamante ha sido abordado últimamente desde un novedoso punto de vista interdisciplinario, que ha permitido poner en foco el impacto de las decisiones burocráticas y los cambios en esas miradas, las comunidades afectadas en La Pampa en contraposición con los beneficios conseguidos por los mendocinos. Pero también abren nuevas perspectivas de análisis al preguntarse sobre los habitantes de Mendoza que también fueron afectados negativamente, o sobre las estrategias turísticas de “legitimación y hegemonía ecopolítica” en esta provincia.[3]
Amigos,
tengo el enorme gusto de contarles que acabo de llegar de Sao Paulo, Brasil de participar representando a Santiago del Estero a la Academia Nacional de la Historia y a la Universidad Nacional, en el V Congreso Latinoamericano de História Econômica, realizado en la Universidade de Sao Paulo, Facultade de Economía, Administraçāo e Contabilidade – FEA/USP. Junto con mi colega y amigo Dr. Guillermo Banzato, CONICET-UNLP, presentamos estudios sobre “Gestión del riego en las llanuras argentinas. Poderes locales y provinciales en perspectivas comparadas: Santiago del Estero y Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XIX”.
Un estudio que fue calificado excelentemente por nuestros evaluadores y que próximamente será publicado en revistas científicas.
Pero además, la posibilidad de compartir estudios con colegas de México, Perú, el propio Brasil en sus diferentes regiones (bueno, es que estábamos en Brasil, eran mayoría!), Argentina, Bolivia, Venezuela, nos recuerda, una y otra vez, que tenemos muchas más similitudes que diferencias históricas con el resto de América. Cuántas cuestiones parecidas encontraba en una y otra exposición con Santiago del Estero!!!!! A cada rato saltaba y decía "pero se parece a Santiago" jajajaja, y todos termiaron conociendo donde queda Santiago!!!!!!
Y luego en las conversaciones de hermosos momentos compartidos y por los cuales agradezco a mis colegas a los que pronto volveré encontrar, acordamos que somos mucho más Latinoamericanos que lo que queremos aceptar. Que finalmente San Martín tenía tanta razón cuando hablaba de la Patria Grande...!!!! Los argentinos, por lo menos, nos debemos el volver a pensar en clave sanmartiniana en nuestros análisis.