Subalternidades en el Santiago Colonial - Introducción -

 

Claves para Comprender la Historia, Horizonte Bicentenario 2010-2016, Revista Digital sobre historia de Santiago del Estero - Año 5 - Nº 46, septiembre de 2013-ISSN 1852-4125. 

 

Un estudio de María Cecilia Rossi sobre documentos coloniales transcriptos por

Andrés Figueroa

en la Revista del Archivo, Santiago del Estero, década de 1920

 

 

como en los antiguos periódicos....

presentación por Capítulos

 

 

Introducción

  

Del conjunto documental, muy importante y significativo, transcripto originalmente por Andrés A. Figueroa en la Revista del Archivo de Santiago del Estero a lo largo de sus veintidós tomos, emerge el mundo colonial santiagueño en tramas que, como los ancestrales textiles de sus mujeres, mezcla, tiñe, enlaza, anuda y teje historias cuyos protagonistas son los sectores subalternos, aquellos hombres y mujeres cuya voz fue acallada por el proyecto político liberal-positivista, y deliberadamente silenciada por la historiografía tradicional. Estos sectores, también llamados populares, toman la palabra en estas páginas, marcan su presencia, ponen en escena sus historias de vida, sus conflictos, un sinfín de problemáticas que sólo resulta posible comprender en toda su complejidad y magnitud si se descorren los velos que intencionadamente los ocultaron.

Mujeres, indios, negros, mestizos, mulatos, chinos, amigos o enemigos negociando o guerreando; comerciando, intercambiando o robando; a caballo o a pie; acatando, resistiendo o burlando; capturados, reducidos, cristianizados y rezando, o bárbaros idólatras que huyen intentando reforzar trabajosamente sus propias identidades tienen en estas páginas, cada uno, su espacio del decir, su modo particular de hacerse presente, de contar sus historias o tal vez susurrarlas, por temerosos, en voz muy baja; historias generalmente dramáticas o de despojos e injusticias, reclamando desde muy al fondo de los tiempos el lugar negado.

No son historias sencillas, tampoco placenteras ni noveladas, la dureza, la ferocidad, el dramatismo, la burla e incomprensión son los lugares habituales que el lector encontrará en cada una de las páginas, pero también el reclamo, las peticiones, los pedidos de justicia; un pararse sobre los propias tragedias en procura de una vida con mayor dignidad y respeto a los pocos derechos asignados. Páginas que no tienen como objeto regodearse con el dolor ni con la injusticia, tampoco victimizar unas cuestiones que por pasadas son inmodificables, sino poner estas escrituras tan frente nuestro que no podamos no verlas y desde allí invitarnos a pensar en los modos que, como sociedad, hemos ido construyendo nuestro presente, con algunas inclusiones y demasiadas exclusiones. Luego, parados frente a nuestro pasado podremos reconocernos tal vez en los pequeños gestos, tal vez en las huellas selladas a fuego o a golpes de látigos, desde las prisiones o los exilios, en la plaza principal o en la indómita frontera y apropiarnos de esas marcas que, por naturalizadas, no podemos reconocer ni aún en la profundidad de los pliegues de nuestra piel.

Somos lo que supimos conseguir, reza un clásico pensamiento popular, pero ¿cómo saber lo que supimos conseguir con una historia de héroes y santos, de bronces y pedestales?, ¿y la gente del común?, ¿los sectores populares? Bueno, podrán decirnos, sus historias eran tan cotidianas, tan comunes, tan poco interesantes, qué va, ¡para qué ocuparse de ellos! Estaban, hacían sus cosas y ¡para qué más!

En esta dirección, las transcripciones de Andrés A. Figueroa cobran una dimensión excepcional apostando a un giro inesperado de los centros de interés de las investigaciones, que finalmente fue recogido por la literatura, mas no por la historia, y siempre dando cuenta del documento casi como una verdad revelada por escrito. Con su mirada inquisidora y reflexiones contradictorias, en tanto no podía dejar de ser un hombre de la élite mirando a los “otros” de su pasado colonial, pudo poner en escena a los sectores que hoy llamamos subalternos y que tomamos con la intención y posibilidad de volver a reunirlos, en otros tiempos pero en los mismos espacios, aportando un nuevo giro analítico.

Si es verdad que cuando cambiamos el foco de la observación también cambia lo observado, la propuesta es volver a mirar esas historias cambiando el lugar del observador, interesándonos en ver el proceso colonial santiagueño casi como desde el revés de la trama histórica, que no podrá obviar un nivel ineludible de referencialidad a las acciones estatales1.

Será entonces en el marco de la Nueva Historia Cultural –en cruce de la Historia y la Antropología– que hablaremos con Peter Burke2 de “historias de los de abajo”, camino por el cual adquiere un papel sobresaliente el discurso, la práctica y la representación, en el que muchos y nuevos actores sociales toman la palabra; y desde el lugar del historiador entendiendo que al contar una historia particular o algún acontecimiento no se considera a la persona y/o el acontecimiento en sí sino con el objeto de aproximarnos al funcionamiento sociocultural3. Desde la Sociología observaremos a los sujetos, como diría Max Weber4, en sus gestos, en sus palabras, en sus discursos, además, claro está, de los sentidos asignados a sus prácticas en permanente reelaboración y redefinición. Desde los Estudios Subalternos5, emergente de la historiografía india contemporánea, surgida a fines de la década de 1970, se recuperó el concepto que Antonio Gramsci elaborara de “subalterno” oponiéndolo a “dominante” en la estructura socioeconómica, en sus Cuadernos de la cárcel. El proyecto Subaltern Studies fue liderado por el historiador indio Ranahit Guha durante su estancia en Inglaterra, quien propuso “un nuevo tipo de historia que rompa con la lógica del relato estatista, comenzado por abandonar las convenciones de una estructura narrativa, que marca un cierto orden de coherencia y linealidad que es el que dicta lo que ha de incluirse en la historia y lo que hay que dejar fuera de ella y la forma en que la trama debe desarrollarse, con su final eventual. Sólo superando este modo tradicional de narrar podrán ponerse las bases para un nuevo estilo de historia, capaz de escuchar las voces bajas de todos aquellos y aquellas a quienes el discurso estatista ha marginado”6.

En fin, se trata de pensar en la “historia de la gente corriente” de Eric Hobsbawm7, que nos dará la posibilidad de explorar una dimensión desconocida de nuestro pasado, sin abandonar la importancia de las totalidades pero avanzando deliberadamente sobre grupos particulares. Tal vez no haya sido la sociedad colonial santiagueña, como diría Laënnec Hurbon8 pensando en Haití, el pueblo más pobre del mundo pero, aquí tal como allí, los documentos “muestran sus entrañas, sus sueños y sus fantasmas”.

La gran dificultad que se presenta cuando nos adentramos en este campo de estudio es la fuente y su tratamiento, porque es muy excepcional la documentación en que los de abajo hablan de modo directo, en general sus historias surgen desde documentos oficiales. Hobsbawm sostiene que el problema no radica en “descubrir una buena fuente”, porque aun con ella nuestro conocimiento de lo que “la gentehacía, sentía y pensaba” puede llegar a ser bastante limitado. Debemos reunir una cantidad de documentación o información lo suficientemente importante como para poder comenzar a trabajar; como por lo general esa documentación se encuentra fragmentaria y dispersa, nuestra tarea será armar una suerte de rompecabezas que permita encajar las diferentes piezas, sabiendo, a priori, lo que se busca para poder reconocer lo que se encuentra.

Es por esto que sobre la recopilación realizada por Andrés A. Figueroa en la década de 1920 a 1930 aplicamos la propuesta metodológica de Hobsbawm9 seleccionando, en el marco de la dispersión con la que fue publicada, los documentos que retrabajamos en su ordenamiento y temática tal cual la presentamos en el presente volumen. La riqueza de este cuerpo documental cobra una dimensión insospechada pensando, sobre todo, en el maltrato documental de nuestra historia, que es lo mismo que decir el des-trato o el re-trato de nuestro pasado.

Hemos buscado afanosamente los documentos en el Archivo Histórico de la Provincia de Santiago del Estero (AHSE), la mayoría no se encuentra, de modo que estas transcripciones, con todos los cuidados que debemos tener al saber que estamos leyendo un documento que ya fue transcripto en su momento y no conocemos el nivel de fidelidad en la operación, pueden ser tomados como fuente. No perdemos las esperanzan de que al momento de finalizar la reorganización de la documentación del AHSE podamos contar con algunos otros originales de los que aquí presentamos.

Finalmente, cabe aclarar que las referencias a los documentos en el Archivo General se corresponden con las que señaló Andrés A. Figueroa al momento de escribir la Revista del Archivo, cuando era Director del mismo, por ello se consigna como: Referencia AGPSE. Esto es muy importante porque la historia posterior del mayor repositorio provincial estuvo repleta de avatares como inundaciones, incendios y traslados, de modo que la documentación que logró conservarse fue organizada con diferentes criterios a los utilizados por Figueroa y en estos momentos tiene otra catalogación.

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Referencias:

1 ROSSI, María Cecilia (2009) Espacios y relaciones de poder. Su articulación durante el proceso inicial de implante de la Modernidad, 1851-1875, MCReditora-ISBN: 978-987-25252-2-4 - Tesis doctoral, Universidad Nacional de La Plata.

 2 BURKE, Peter (1994) Formas de historia cultural, Alianza, Madrid.

 3 ROSSI, María Cecilia (200), op. cit. 

 4 WEBER, Max (1964) Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

 5 GUHA, Ranahit (2002) Las voces de la historia y otros estudios subalternos, Crítica, Barcelona; PAYNE, Michael (comp.) (2002) Diccionario de teoría crítica y estudios culturales, Paidós, Buenos Aires.

 6 GUHA, Ranahit (2002) op. cit.

 7 HOBSBAWM, Eric (1992) Sobre la historia, Crítica-Grijalbo Mondadori, Barcelona.

 8 HURBON, Laënnec (1993) El bárbaro imaginario, Fondo de Cultura Económica, México.

 9 HOBSBAWM, Eric (1992), op. cit. 

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